Tomar la siesta es un hábito que se inculca bastante en los niños, sin embargo, a medida que crecemos este regularmente se va a perdiendo hasta extinguirse, lo cual es un verdadero error ya que siempre y cuando se realice bajo las condiciones adecuadas este tiempo del día puede resultar muy beneficioso si se trata de garantizar la productividad.
Pese a que disfrutar de la calidez del sueño puede ser algo tan fructífero como una hora de trabajo cualquiera, la verdad es que esta costumbre tiene opiniones a favor y en contra, así que en esta oportunidad traemos algunas sugerencias que a manera de guía ilustraran un poco el camino para que esa anhelada siesta realmente pueda ser algo positivo.
Pautas para una siesta saludable
Debido a que entre los beneficios de las siestas se encuentra el mayor estado de alerta y de ánimo, es vital ocuparse de que esta ocurra de manera tal que sea reparadora y sana para la persona, pues de lo contrario pasaríamos al otro extremo y se convertiría, por ejemplo, en un inconveniente para conciliar el sueño en la noche.
Así pues, una siesta saludable es aquella que no dura más de media hora, la que se da en un lugar cómodo y contexto adecuado y en definitiva aquella que se asume como un complemento, mas no como el remplazo del sueño nocturno.
En definitiva, una siesta planificada de la manera anterior y que haga parte de la rutina diaria, cuenta con la suficiente facultad de mejorar el desempeño.