El Credo Niceno es un texto sagrado que corresponde a la profesión de fe cristiana y que guarda relación con el Catolicismo, el Protestantismo y la Iglesia Ortodoxa. Conocido popularmente como el credo largo, se establece como una oración básica que hace posible entrar en comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Ciertamente se trata del símbolo de las iglesias de oriente y de occidente, siendo por tanto parte del rito litúrgico donde se emplea para ayudar a recordar el acto del bautismo.
Puesto que la oracion del credo promueve las verdades de la religión, más allá de recitarla en el diálogo personal que se establezca con el Señor, es preciso dimensionar adecuadamente su origen y cuál es exactamente el mensaje que encierra, por lo tanto veamos con mayores detalles qué es el credo niceno y su respectiva explicación.
El credo niceno-constantinopolitano
El credo niceno-constantinopolitano como realmente se llama, es una declaración dogmática concebida en su etapa inicial durante la celebración del primer concilio ecuménico en Nicea en el año 325 d.C siglo IV, más tarde el texto fue ampliado con ocasión del concilio ecuménico de Constantinopla realizado en el año 381 ya que se buscaba por todos los medios consensuar una definición de creencias.
En una época donde el arrianismo y otras ideas que revelaban herejías alcanzaron su culmen, se hizo más que necesario afirmar con contundencia los principios básicos de la fe cristiana para que los propios fieles pudieran proclamarlos sin inconveniente y así identificarse de manera clara como hijos de Dios. Si bien como ya lo mencionamos, se trata del credo más largo es también el más explicito y el mejor estructurado para representar la esencia de la doctrina cristiana.
El significado del credo niceno
En primera instancia, este credo en particular se encarga de hacer claridad sobre la divinidad del Mesías para luego a lo largo de cada uno de sus artículos presentar al Todopoderoso como un ser creador que lo puede todo y que asimismo cumple las promesas hechas a sus hijos.
Las distintas fórmulas bautismales que reúne resultan ser excelentes fuentes de reflexión para el creyente y por tanto no deberían tomarse a la ligera ya que solo apropiándose de ellas es que realmente se puede dar el paso necesario para aceptar y proclamar la buena nueva de la salvación. Así pues entrar en comunión con la totalidad de la iglesia es uno de los propósitos de esta bella plegaria que tanto provecho hace en los corazones.